2 mar 2012

Música para el viento




Por Bibiana Ramírez

Conocí  a Julio César Cadavid en un concierto en la casa de la cultura hace unos cuatro años. Su voz venía del espacio, con mensajes poéticos y transformadores. Cantaba para alegrar la noche. La tonada de luna llena salía de su interior como si hubiese conocido a su autor Simón Díaz.

Alegre y tranquilo, como lo dice Julio, vive en este planeta conociendo y transmitiendo la canción. Es un hombre sencillo. Le gusta lucir sombrero y lentes oscuros. Camina y observa lo que, tal vez, será una canción. Viajero incansable de nuestra América. Ha traído algunas noticias del sur. Julio César es uno de los músicos de Girardota que se ha encargado de convocar al encuentro a través del canto, de la maestría con la guitarra.

Nace la historia.
Girardota es un municipio con tradición musical. Los señores que unos años atrás tocaban la guitarra y cantaban, lo hacían después del trabajo de obreros, sobre todo constructores o albañiles. Luego llega una generación que, por habilidades eran músicos, pero estaban estudiando otra carrera distinta o en otro trabajo y, sin embargo, la música les daba los pasajes, una cerveza y a algunos la posibilidad de hacer cursos o estudiar en escuelas de arte. Y después, los de esta generación que se han podido dedicar enteramente a la música, como estudio y oficio.

Julio César hace parte de esa segunda generación, que estando con el grupo Don Baco, pudo estudiar en la Escuela Popular de Arte (EPA).

A los ocho años de edad tuvo su primer encuentro fuerte con la vida, sus padres se separaron y esa ruptura definió un poco el camino que debía atravesar. “Cuando ellos se separaron, mi padre me sentó en sus piernas y me preguntó que si me quería ir con él, yo a esa edad no era capaz de responder una pregunta de tal magnitud y, simplemente, me quedé en silencio y me dijo ‘Ahí hay una guitarra para cuando lo quiera tocar’ y ese instrumento estuvo colgado ahí muchos años”.

Julio la cogía, jugaba a que era músico, pero se interesó realmente por esa guitarra cuando tenía 15 años, estando en el colegio, porque algunos de sus amigos con los que jugaba fútbol, caminaba, acampaba, ya estaban explorando la música y él recordó esas palabras de su padre. Ya era hora de cogerla realmente.

El grupo Latino en el Atanasio Girardot, es la primera aventura que emprende Julio con la música. Allí aprendió a tocar quena y zampoña y también cantaba. Tocaban salsa, merengue, música andina y latinoamericana. Eran una fusión extraña pero que contagiaba a la gente. Hacían conciertos en pueblos cercanos.

El inicio es fuerte, pero luego trae satisfacciones. Así lo recuerda Julio: “la primera vez que yo iba a cantar en público fue duro. Había un encuentro de onces en la casa de la cultura y al final tocaba el grupo Latino del Atanasio, salí a mirar y vi eso totalmente lleno, entré en pánico y le dije al profesor “yo no voy a cantar, cante usted” porque él cantaba algunos temas. Él me habló muy serio, me dijo, 'yo ya lo anuncié, ahí el que queda mal es usted'. Yo salí muerto del susto, todo se me olvidó, canté la canción pero en desorden, un caos. No salí bien librado, pero ese momento fue la oportunidad de ser hoy. Una experiencia nos llena de motivos, de conocimiento que hace que la otra vez seas mejor”.

Más adelante, con tres amigos muy cercanos forman el grupo Juventud Andina, donde estuvo Alex Góez y otros dos que ya no viven. Este grupo no trascendió las fronteras de Girardota, pero fue la escuela para que cada uno se formara como músico y aclarara sus intereses.

Después viene Antawara, un grupo de música latinoamericana. Julio recuerda que “ese proyecto estuvo dos años. Francis tenía una obra de teatro que se llamaba El episodio del enemigo y cuando la obra se iba a presentar era el grupo el que cerraba el evento”. Allí estaban personajes como Leonardo Hincapié, Pacho, Fred Danilo.

Al mismo tiempo se estaba formando el grupo Don Baco, que para Julio, es el proyecto más representativo, es el que más satisfacciones le ha dado, le permitió viajar por muchos pueblos de Antioquia, con sus amigos Gustavo Baco, Víctor Castro y conocer personas de todos lados. Este era un grupo activista. “Había una filosofía en el grupo y era ir a cualquier lugar donde nos invitaran sin importar en qué situación estaba. Nosotros estábamos haciendo canción, no portábamos armas, nuestras armas eran los instrumentos, nuestras canciones. Hay veces que yo me sentaba con Gustavo y decidíamos qué canciones íbamos a cantar y cuáles no, según el contexto, pero en el escenario todo cambiaba, cantábamos, porque no queríamos callar. Habían muchos espacios de corte activista, en San Carlos, en la Unión”.

Para saber más de Don Baco, escuche un programa en UN radio, que grabé en el 2009 en UN cultural. http://ia700805.us.archive.org/7/items/JulioCadavid/0024UnCulturalDonBaco.mp3

Paralelo a Don Baco, estaba el grupo Dopal, toda una aventura para Julio, en un espacio nuevo donde el género musical era el rock. Debía mover la cabeza, todo el cuerpo. Era una propuesta más visual y con danza.

Después nace un proyecto que junta a diez músicos del pueblo, Andadas, donde lidera Fred Danilo que con la Alcaldía, llegó al acuerdo de rescatar la música tradicional de Girardota y ponerla en el contexto actual. De allí salió un documental que hizo Julio y Jovany Carmona. Julio recuerda que fue muy dinámico el grupo y explica el porqué de contextualizar la música tradicional: “porque estamos diciendo que hay que respetar las músicas tradicionales, pero dinamizadas para que los jóvenes se interesen por ellas. Hay que hacerla atractiva, más no comercial, no cambiarle la esencia. Todos éramos músicos muy diferentes, muy abiertos”.

La soledad del músico
“Eso de estar solo para mí no ha sido fácil, porque siempre he estado en grupos y después de que Don Baco terminó pocas veces he estado solo, a mí eso me daba mucho pánico, pero era algo necesario. También había tenido inquietudes con la escritura, quise escribir mis propias canciones y cantar canciones de esos autores que a mí me conmueven”.

Esos autores que inquietan a Julio César, son los que han dado pautas para hacer música original. Entre ellos está León Gieco, Joaquín Sabina, Juan Manuel Serrat, Víctor Jara, Quilapayún, Inti Illimani, Violeta Parra, entre muchos otros.

“Yo llegué a Víctor jara porque alguien me contó cómo había muerto en la dictadura en manos de Augusto Pinochet, que murió en condiciones terribles, y ya tenía un reconocimiento mundial porque había estado en otros países, cantando cosas políticamente muy fuertes y muy cotidianas que están a la vista de nosotros, pero muchos no nos atrevemos a nombrar. En aquel tiempo había mucha censura, los artistas eran perseguidos o tenían que grabar con presencia militar dentro del estudio o llegaban con una orden de captura y tenían que salir por la  puerta de atrás, con lo que tuvieran en la mano y salir del país. Yo sentí que cuando esos personajes se exiliaban no era una derrota sino un triunfo, porque su palabra, su sonido, llegó tan lejos como ellos querían y fue escuchada”.

Las primeras canciones que escribe Julio tienen que ver con el desplazamiento forzado que tanto rondaba (aún) por los medios de comunicación. Luego se abrió el panorama de temas, las historias, la poesía. Empezó a conocer artistas como Lenoard Cohen, Tom Waits, Geroge Brassens, que hacen poesía con la música, y que políticamente son muy fuertes.

El tango es otro género que ha inquietado a Julio y después de ir a Buenos Aires, comprendió más la tristeza de esta música. Ahora canta algunos tangos con Marco Blandón y su bandoneón, “soñábamos con un bandoneón, y luego llega el bandoneón y después aparece un argentino que está de viaje con otro bandoneón y ya son dos y yo canto. Estuvimos en la casa teatro y en el kiosco”. Es, quizás, la primera vez que Girardota tiene dos bandoneones juntos.

Dame consuelo. Un tango escrito por Julio. “Este ha sido el mejor de mis intentos”. Escuchar aquí un fregmento http://ia700805.us.archive.org/7/items/JulioCadavid/DameConsuelo.mp3

Luego viene otra faceta de Julio que me tocó asistir en gran parte y es hacer música para niños. Para él es insertarse en otro mundo, el más sincero y a la vez complejo. Hacer una canción que ponga a bailar a los niños, que les hable de sus responsabilidades en la forma más alegre, como cepillarse, comer, ir al baño. Hasta un Hip Hop salió en clase.

Julio es un músico espontáneo, que tiene influencias de otros artistas, siendo muy original, sin parecerse a nadie, sin copiar, pero entregando todo de sí para hacer lo propio, para escuchar su corazón y entregar a sus amigos un canto sincero.

Todo lo que es Julio hoy, lo agradece a sus amigos y a Girardota, porque es la tierra donde nació y porque aquí están las personas que lo motivaron y abrieron los espacios para expresarse.

¿Cuál de tus canciones te gusta más?
El amanecer. Ahí yo tomo la música de George Brassens, una canción que se llama la tormenta. Yo la escuché por Javier Krahe que traduce algunas canciones, él es que lo da a conocer aquí. Yo tomo la música de esa canción y escribo un texto para esa melodía que no es igual pero tiene ese aire.

¿Cuál es sonido que te conmueve?
El viento. El sonido del viento que aunque no se ve, uno sabe que está ahí, el viento es eso, está moviendo las ramas y esas ramas son el sonido del viento, el viento nos toca a nosotros y es maravilloso porque cuando toca otras cosas hay una combinación de sonidos y seguro es el principio de la música y el hombre quiso imitarlo.

Canción el Amanecer grabado en el festival Antioquia Vive la música en 2011



3 comments:

Anónimo dijo...

muy bonita la canción que publicaron en esta entrada, al lado de las fotos, bacano conocer el talento Girardotano

GUSTAVO BACO dijo...

HERMANO, SIEMPRE VA SER UN AGRADO ESCUCHAR TUS HISTORIAS, LEER LO QUE ESCRIBES Y VIVIR TUS SUEÑOS HECHOS MELODÍAS. GUSTAVO BACO.

Anónimo dijo...

julio, compadre, dónde será tu próximo concierto, mi corazón se expande cuando te oye cantar y pide más sangre, para embriagarse. M.